Yo.

Pese a todo, y debido a todas las múltiples variaciones emocionales y mentales que sufro a lo largo del día, sigo siendo yo. 

Aunque no me encuentre.

Una espina.

Irremediablemente voy a tener siempre una espina clavada en ese momento de mi vida tan importante… Lo peor, que siempre cuando hable saldrá en forma de recriminaciones y tristezas. Y , sinceramente, ojalá hubiese sido de otra forma.

Cada uno.

Quizá, después de todo y de tanto tiempo, te das cuenta de las pequeñas cosas que te hacen sonreír y de las que no te puedes ni quieres desprenderte... De esos pequeños detalles sin los que no serías tú, sin los que no estarías a gusto, esas pequeñas manías de la gente a la que quieres que las hacen ser ellos mismos y reconocerlos como tales.

Quizá, nunca es tarde para arrepentirse de ciertas palabras que pudiste y debiste no haber dicho pero que, sin embargo, te salieron e hicieron una idea equivocada sobre ti en las personas que no te conocían.... pero pese a esto, no te arrepientas. Si te salió de esa forma, es tu modo de ser, y aquellos que te conozcan, que te aprecien o que te quieren sabrán valorar el hecho de que de ese modo lo digas.

Es por esto que en este año nuevo decido no dejar atrás todas mis cualidades. Quizá sí pretender controlarlas, pero son parte de mí, de mi ser y del modo en que me gusta resolver las situaciones. E invito a que no lo hagáis tampoco.

Cada persona es especial, es distinta, es inigualable e insustituible. Y apreciar cada detalle e imperfección de su ser es algo costoso, pero satisfactorio.