jueves, 27 de diciembre de 2012

Sin complicaciones

Tener las cosas claras nunca ha sido mi punto fuerte. Siempre queda esa sensación de duda, de inseguridad, ese "¿habré hecho bien?". Convéncete de que las decisiones las tomas tu, que tu eliges el rumbo que quieres que tome tu vida. Que siempre puedes dar media vuelta y empezar de cero, una hoja nueva, una segunda oportunidad. Y si llega el momento en que no puedas controlar ciertas cosas, tendrás que aceptarlas porque todo lo demás lo hiciste según tu querías. Ten fe en ti, en tus decisiones.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Cacho a cacho

Es un asco. Lo sé, lo acepto. 
A veces lo repudio. Repudio esta maldita forma que tengo al sentir. Maldigo los malditos cambios de ánimo que tengo. Que tengo esta complejidad más absurda. Que de lo absurdo llega a lo risible. Que me río, por no llorar. 
Las horas pasan y en silencio, no sé ni estar. 

viernes, 7 de diciembre de 2012

Irremediablemente

Hay ciertas cosas de las que uno, por mucho que quiera, no puede escapar. 
Como pensar que sabes con certeza lo que quieres y que una charla te haga dudar de ello, como entrar con una idea en la cabeza y salir con la opuesta, como esa decisión que crees que no vas a tomar pero la tomas. Porque es así, irremediablemente. 
Lo que intento no sentir al final sale y se expande, me invade, me rapta. Que prefiero mil veces desatar este tipo de impulsos antes que reprimirlos, pero inconscientemente hago lo segundo de primeras y de segundas lo pienso.
Que quizá sea que el temor a liberar el fuego que me consume me detiene y me limita, que quizá debiera dejar todo surgir, no pensar, sólo vivir. 

sábado, 1 de diciembre de 2012

Sin plazos aplazables.

Llega un momento en tu vida en que no hay más excusa que la más inevitable: quédate a solas con tus pensamientos. No hay más esquinas curvas, ni rincones sin mirar en donde esconderse. Solo tú ante el hecho de tener mezclados en la cabeza más palabras y sentimientos que jamás pensaste tener.
Y necesitas evadirte. Necesitas alejarte del mundo, darte tiempo a ti mismo, darle espacio a tus ideas, dejarlas libres. Tienes la esperanza de que en esa evasión el silencio te permita oírte los consejos que te das, oírte las palabras que más duelen, los imborrables recuerdos dolorosos, las verdades más profundas. 
La esperanza de que el proceso sea corto y sencillo. Pero, ¿acaso algo lo es?