domingo, 13 de enero de 2013

Sin control

Este es el que nos separa de lo que pensamos; nos distancia, a ti y a mi; nos aleja de quienes somos realmente; nos impide confesar los secretos más inconfesables... Es ese, que llevado por el miedo al "qué pensarán", nos retiene, nos oprime y nos hace más pequeños. Nos guía por impulsos desenfrenados, egoístas, imparables e hirientes; hirientes para todos... Es aquel que no deja a los demás ver quienes somos ni qué queremos realmente. 

Es el maldito orgullo que nos come por dentro, que se lleva todo lo bueno, la sonrisa más sincera, las palabras que dirías si él no existiera. Y así, sin quererlo, le guardamos un rincón en nuestra actitud, impidiendo tomar oportunidades que irremediablemente se marchan. 

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