No siempre tenemos lo que deseamos. Es la pura realidad. Desconcertante, frustrante, irritable e imprevisible. Pero es lo que ocurre en la mayoría de los casos. Lo que nos sucede no siempre depende de nuestras acciones. Es cierto que somos nosotros los que guiamos nuestro camino, pero el que tengamos piedras, obstáculos o interrupciones no depende de nosotros.
Tenemos que aprender a sobrellevar las adversidades como si fueran parte de nosotros. Tenemos que estar listos para tomar una decisión de último minuto que no habíamos planteado, que no queríamos tener que tomar.
Y es que en eso consiste ser valiente. En no tener miedo a las situaciones inesperadas, a los comentarios dolorosos e imprevistos, a las adversidades que presenta la vida.
Ser valiente para poder sobrevivir, para poder existir sin consumirnos.
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