sábado, 1 de septiembre de 2012

Por tí, abuelo

En la apabullante situación en que te encuentras; desconcertante, incomprensible y desesperanzadora situación que se presenta, pides a tu previsibilidad un porqué, exiges a la inconsciencia el motivo de su presencia, la razón de tan doloroso momento no merecido...

Y refugiado en lágrimas, palabras de un consuelo que no llega, que no alcanzas por mucho que se desee, te limitas a esperar que el tiempo cure el dolor y no haga olvidar la herida.


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