domingo, 18 de agosto de 2013

-Cielo y tierra, miles de imprevistos y un quizá-

Cuando los límites te los pones tu mismo y los miedos y prejuicios te martirizan, no hay más que cerrar los ojos y creer. Que a una semana de aquí estaré muy lejos, sí, pero tengo ganas de creer por fin en algo. No ese creer a medias que llevo toda mi vida arrastrando, sino creer desde el alma. Sentir que esto es algo palpable, en el aire, en las miradas y en los suspiros, que te quiero conmigo. Nadie dijo que fuera fácil, ni rápido ni sencillo. Todo lo contrario. Pero eso es lo que le pone en sí mismo jugo y garra ¿no?. Son ganas, de probarnos, de arriesgarnos.
De no saber pero querer.

Ganas de que todos mis latidos se sigan sincronizando contigo, de que mis gestos se acompasen a tu risa y mi mirada se pierda en tu boca aunque estemos a miles de kilómetros. Ganas de luchar por una ilusión que está viva. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario