Y vas y vuelves,
Y no me dejas entenderte.
Te vuelves verde.
Y en el murmullo de la gente no dejas de
sorprenderme.
¿Qué pasa por tu mente?
No me mereces, no lo entiendes.
Ni lo intentes.
Me cansé de verte en cada esquina de mi
mente.
Sí, me estremeces, quiero conocerte.
Pero a cada paso que doy te vuelves
indiferente.
Tú no lo sientes. Y yo, sinceramente,
estoy cansada de anhelarte sin tenerte.
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